Es curioso cómo la gente busca siempre un desenlace. “Y fueron felices para siempre”… “Y el amor por fin triunfó”… “Y hasta el último, cambió”. Nos han enseñado siempre que todas esas cosas: la felicidad, el amor, el cambio son destinos, cuando la realidad es que son caminos que se abren ante nuestros ojos cuando decidimos tomarlos; pero que se vuelven a cerrar cuando permitimos que nos invadan la tristeza, la monotonía y la soledad. Imagen tomada de aquí