Una vez contraté a un director creativo como parte del proyecto de transformación del área digital de una empresa. Como todavía no me habían asignado el área de trabajo para el equipo, tuve que negociar con Recursos Humanos un lugar temporal, por lo que le asignaron una mesa en el cementerio de elefantes, que fue el nombre con el que el creativo inicialmente se refirió al área de Finanzas y Legal, debido al silencio y solemnidad de aquella ala del edificio corporativo. El primer día -y todos los días que estuvo en la empresa- se presentó tal y como siempre se había vestido: con pantalones rotos, tenis, una playera, franela a cuadros, una gorra, arracadas y una cadena que colgaba de sus pantalones y enlazaba su cartera. Evidentemente para una empresa tradicional como la que nos contrataba en ese momento, era algo totalmente fuera de lugar y que por supuesto Seguir leyendo