Siempre he tenido esta idea en la cabeza: Un viaje, por más pequeño que sea, tiene un gran motivo que pudiera estar incluso todavía más allá de lo que nuestra consciencia pudiera identificar. No importa si el viaje es por vacaciones o negocios, o si se trata sólo de un pequeño paseo de fin de semana, creo que siempre hay una razón oculta y más poderosa detrás. Algunas veces lo notaremos, otras quizá no, pero la razón está ahí, intacta, y no hay nada que uno pueda hacer en contra de esta conspiración de la vida. Creo, además, que al viajar limpiamos las cosas en nuestro interior, para cambiar, para mejorar, para ver la vida desde otra perspectiva, para pensarlo de nuevo y volver a intentar. A veces es difícil identificar la razón de este viaje ya que la vida de alguna forma, a veces, mantiene nuestras mentes ocupadas, preocupándonos Seguir leyendo