Los grandes inventos comunicativos de nuestra era tienen algo en común: todos nos permiten extender los sentidos y percatarnos de sucesos que no están en la cercanía. Todos estos inventos modificaron nuestras costumbres al adoptarlos como parte de la vida cotidiana. Así pasó con el telégrafo y el teléfono, pero más profundamente con la televisión.
A la par de su comercialización, la televisión fue re-bautizada como la “caja idiota” ante la cual dejábamos pasar horas y horas de nuestra vida; los niños de pronto dejaban de jugar en las calles y se entretenían mirando lo que la caja les quería mostrar.
Con el paso del tiempo, la revolución digital y la invención de Internet, la caja idiota parecía casi inofensiva e incluso hubo apresurados que declaraban el fin ante la hegemonía de la red de redes como medio que absorbería a los demás. Cuál sería su sorpresa que acabó siendo al revés, actualmente los medios tradicionales absorben a la red y la utilizan como plataforma para reforzar su oferta de contenido.
Internet era un medio adaptable y dinámico, y no tardamos en crear dispositivos gadgets para llevar con nosotros la información que bajábamos de la red a través de nuestras computadoras. Sin embargo, la característica que faltaba a la red era la movilidad, la capacidad de ser accesada en directo desde cualquier lugar, en cualquier momento.
Esta característica, como dicen algunas campañas publicitarias, se traduce en libertad para el usuario, y fue precisamente esta libertad la que permitió la rápida aceptación de uno de los inventos más innovadores de los últimos tiempos: los teléfonos celulares.
Adoptados en algunos países asiáticos hasta por más del 100 por ciento de los habitantes (usuarios con dos o más líneas), los teléfonos celulares prometen ser la nueva caja idiota de principios de siglo veintiuno pues no solo nos permiten localizar y ser localizados en cualquier momento, sino que se han convertido en parte esencial de nuestra vida al permitirnos un sinfín de cosas más.
Día a día se crean aplicaciones y servicios innovadores para los teléfonos celulares, como los mapas vía GPS, guías de turista y los organizadores personales, incluso algunos especialistas indican que en un futuro los celulares absorberán a otros gadgets que usualmente portamos, como los reproductores MP3, los PDA e incluso las computadoras personales.
Ahora tenemos teléfonos con radio, MP3, cámara digital e incluso con la capacidad de recibir señales de televisión en vivo, y hay empresas como SmartVideo Technologies que pretenden hacer alianzas con televisoras para brindar este servicio por una cuota mensual de entre 13 y 18 dólares.
Los niños se han convertido en grandes usuarios de los teléfonos celulares y han creado un nicho de mercado que tomó por sorpresa a la industria. Actualmente no existen muchas ofertas de contenido para ellos, pero esto podría cambiar de un momento a otro. ¿Qué le parecería sorprender a su hijo “perdiendo el tiempo” todo el día con su cajita idiota, viendo la tele, chateando, jugando y navegando a través de su teléfono celular?
En un país como el nuestro, donde prácticamente uno de cada tres habitantes cuenta ya con un sistema de comunicación celular, es imperativo darse cuenta del potencial que la telefonía celular presenta. Si usted pensaba que la compra de contenido a través de mensajes de texto era un gran negocio innovador, olvídelo, es sólo el principio de lo que veremos en los años venideros.