Gran parte de nuestra personalidad se define por la gente con la que crecimos: en el caso de muchos de nosotros, nuestros compañeros de primaria y secundaria. La semana pasada tuve la oportunidad de reencontrarme con mis compañeros de la primaria y la secundaria. De entre el grupo había gente que ya había visto hace pocos años, pero también había otras personas que no había visto en mucho más tiempo. No sé a ciencia cierta cuál es el beneficio de los reencuentros. Después de 20 años estaba de nuevo junto a gente con la que crecí y compartí gran parte de mi infancia; solo que en esta ocasión hablábamos ya no de la escuela o la tarea, sino del trabajo, de los proyectos personales o profesionales, de los matrimonios, de los hijos, de los divorcios. De cierta forma es bonito volverlos a ver después de tanto tiempo pues “Recordar es Seguir leyendo